(Subcrónica de una primera cita)
Cansado de imaginar que alguna Jennifer Aniston tenga la suficiente sensibilidad para echarme algún chance, perdido y sin opción en esa lista de acomplejados que siguen a la chica más fácil y más buena que se pueda conocer; mi Visa, un Toyota y esta pinta mediocretípica, no era suficiente para poder tentar siquiera ese frívolo honor. Sin mas opciones decidí aceptar el acoso intenso de una compañera de trabajo; antes de denunciarla por no saber vestirse como una fémina, preferí con buena suerte desvestirla y denunciar que fueron los tragos los culpables de lo que pasara entre ella y yo si obedezco sus pretensiones a que haga cualquier cosa conmigo; con mi modesta tarjeta de crédito y claro, con el auto que conduzco y nótese por favor que no digo mi auto (perdón papa, pero no es delito que a los treinta uno no tenga carro), tu primer carro lo tuviste a los cuarenta.
Tres y media de la mañana las chicas están poniéndose cariñosas, los six-pack ya van formando filas, nuestras acompañantes van tomando cuerpo de esas rubias en comercial de chela, mi compañero de profesión “espanta flacas” ya esta a punto de comenzar a contar su vida, apresuro…¿la seguimos chicas?, quiero hacer o dejarme hacer algo por esta actriz de telenovela mexicana, ¿en cuanto tiempo adquirió tanta destreza e ingenio para enseñar el busto en una oficina?. Yo no tengo nada de guapo pero ella pese a la horrenda ropa que lleva, se que desnuda, de echo me va a sorprender. La ultima botella; el espanta mujeres se acerca y me dice muy discretamente mientras sacudimos el pene sobre un montón de ladrillos a unos veinte cinco metros del urinario publico en que estas féminas han convertido mi automóvil, ¡Quiere ir donde yo decida!, una sonrisa morbosa de adolescente de 16 años borra la cara de eunuco que la vida le a dado a este huevón. Dueño ya, del Toyota y con secretaria, no tengo que preguntar, tomare el volante y dejare que las hormonas de mi secretaria fashion me guíe. Pero debo decir: “esto no tiene precedente, algo anda mal, mucha suerte para mister pajazo y yo”.
Subimos al auto, antes de arrancar mi sexy copiloto se confiesa una seguidora del talan de fracasado que niego, mientras manejo introduce su lengua en mi boca, nada mal, eso a levantado el entusiasmo en mi bragueta; situación similar en el asiento de atrás mi camarada y la extra de la novela están susurrándose, -muy buena señal-. Llegamos al primer foco verde encendido que pudimos ver, la bebida espirituosa iba convirtiéndose en garantía a por fin, contar alguna aventura que levante mi reputación de misógino y borrachito. Improvisamos una pista de baile, el sensual contorneo de caderas de estas chicas, estos contorneos al compás del humo de cada cigarrillo liquidan lo poco de autoestima que Héctor Lavoe nos a dado, cuando a medio general gritando ¡…fuego, fuego, llamen a los bomberos…! Mi teniente anti-mujeres se despide intempestivamente…Entre palabras y mimos me dice que la lleva a casa y hace un circulo con la mano que entiendo; supuse estaban a medio fuego, y lleno de optimismo espero que ella sugiera y conozca un “Telo”, porque soy hidalgo en reconocer; yo no. Solos, ella elige el lugar, estaba amaneciendo, yo rogué no me traicione el cuerpo, tenia deberes sagrados que cumplir y sobre todo debía quemar mi ultimo o primer cartucho, (después de tanto tiempo, todo esta como nuevo) lo que fuera tendría que ser así.
Desperté, alguien me tomaba de la mano izquierda, maldita sea pensé, una noche de placer con María la del barrio y ¡no lo recuerdo!..., veía borroso cuando escucho me hablan a media voz por mi nombre D.N.I, Enrique…, Enrique… ¿me escuchas?..., nadie me llama así, la ultima vez que escuche mi nombre correctamente fue cuando desperté en un hospital después de haber bebido por cuatro días seguidos, seguía sin poder ver, cuando escucho un altoparlante que repetía una frase que hasta hora recuerdo: ¡Doctor Portugal se le solicita en sala de emergencia!... ¡Doctor Portugal se le solicita en sala de emergencia!... ¡Doctor…!
Han pasado casi un año año, mi teniente nunca ascendió y menos se a acercado siquiera al llamarse o a ser llamado por alguien enamorado, la secretaria fashion no volvió acosarme, aunque dicen que viste mejor no volverá actuar mas, y el Toyota fue un aporte al mundo del reciclaje; en cuanto a mi, debo decir que no puedo pararme solo, pero lo peor a sido escribir estas líneas con una sola mano…¡es muy cansado carajo!.

Es increible lo maravilloso que puede ser un trago. Y es decir precioso/a a un mutante.
ResponderBorrarEntonces si la premisa es esa, debemos de mirar con ojos de ebriedad a tan cruda realidad que día a día nos toca ver en las calles.
ResponderBorrar